Es muy curioso como Enrique Dans y toda la cansamusa que gira a su alrededor plantean las entradas en sus respectivos blogs. Más que una discusión (como ellos pretenden hacer ver) no es más que un monólogo en el que ni siquiera se le da entrada a los comentarios que ponen en evidencia la falsedad de muchas de sus teorías, y además es un monólogo cuya función es casi siempre adoctrinar, o «evangelizar» (como el mismo Julio Alonso admitió en una entrevista en FICOD). Pero todo ello, sin aportar ni un solo dato real a la «discusión». Sus conversaciones por tanto, se mantienen en el terrero de la ideología, más que en el de los hechos y las realidades, aunque ellos intenten aparentar lo contrario, aportando «pruebas» que en la mayoría de los casos no son más que links a blogs de personas que no conocen ni en su casa a la hora de comer, y cuyos datos son imposibles de contrastar y de verificar, en la mayoría de los casos. Intentan aprovechar el efecto de cierto prestigio que tienen las pantallas, como la de «la caja tonta»: algunos todavía creen que lo que leen o ven en la suya, es verdad, por el simple hecho de que aparece delante de sus narices, de la misma manera que otros creen también que lo que se publica en los periódicos es verídico, por el simple hecho de ir en negro sobre blanco y haber salido de la imprenta.

Por eso es tan difícil encontrar en los blogs afines a su ideología datos contrastables, datos en bruto, cifras, para que al menos, el lector pueda conocerlas, investigar, y sacar sus propias conclusiones. Datos como estos, en los que podemos ver la debacle en ventas de la industria discográfica desde el año 2002:

Creo que el gráfico no deja lugar a dudas acerca de lo que está pasando. Caída brutal, desde la popularización de las descargas, hasta nuestros días. Para más información, los datos desglosados:

Se desmonta por tanto la teoría de Dans de que las descargas implican más publicidad y conocimiento de los artistas, que posteriormente se traducen en más ventas «tradicionales» o «monetizables». Habría que preguntarle al señor Dans en qué datos se basa para realizar tal afirmación tan ricamente. Y por supuesto hace algo increíble (como ya nos decía el simple sentido común) esa absurda leyenda que algunos se empeñan en hacernos creer de que se compran lo que se descargan.

En definitiva, habría que pedir muchas explicaciones a los defensores del «todo gratis» para que nos contaran en que datos (incluso me conformaría con argumentos, siempre que no sean falaces) apoyan su ideología y sus teorías, porque yo, cuanto menos, no lo veo nada claro. Lástimas que los fanboys que los leen estén tan jodidos por los sistemas educativos actuales que ni siquiera se plantean lo que leen en sus pantallas. Así nos va.